noviembre 07, 2009

Falla la memoria

Toda ardiendo estaba la maleza seca
en lo que antes fuera un pastizal,
ahí, que se quemen lo malos pensamientos,
dijo el campesino.

Hoy mismo no he podido recordar
cuántas veces he sido objeto
desta señora que juega conmigo desatada
o de lo que pienso que hace ella cuando me mata.
Arrollado en bicicleta por un auto,
cuatro perros persiguiéndome desnudo
entre potreros con ramas espinosas
de arbustos secos sin podar rasgando las piernas,
acequiales negros, fosas oceánicas
arrugándose en la molienda de mí.
Un escopetazo me atravesó el tórax
cuando robaba en la chacra de atrás.
Otros me apuñalaron cuando me defendí
cerca de Irarrázabal.
Otro me cortó el cogote de una pasá.
Me empujaron del tren,
me chocó una ambulancia…

Pero el asunto se vuelve preocupante
cuando me asalta la memoria
el recuerdo evadido de mis matanzas,
las que peleé y me pelearon.
Ahí duele el humo que se exhala en una bocanada,
duele respirar,
aterroriza ver la pira que he montado en mi cabeza tantas veces,
tantas veces derrotado por mis propias manos, tanto
que no tengo inocencia que reclamar
ante otro muerto que no resucité
como al cordero quemado entre la maleza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué buen poema, cesario, esa imagen del cordero entre la maleza está buenísima, se une con el principio y queda redondito.
Te felicito, siga escribiendo así nomás y lo veremos en tusquets, jajaja