mayo 05, 2006

Historia de una lobotomía

Bajando la escalera que da hacia los adoquines intransitados, dando cada paso como sobre una espuma, se le apareció la figura de su sombra, que le hacía una reverencia y lo llamó. Eutimio se levantó hacia él y se abalanzó en un abrazo erógeno sobre la aparición de su sombra. Observaba extasiado la gracia de su cabellera y la figura de su nariz que se dibujaba en el suelo al intentar mirarse de perfil. Se revolcaba jovial al distinguir sus ojos en los deslizamientos que su sombra realizaba en cada uno de sus movimientos. ¡El baile perfecto!, gritaba mientras Vicente intentaba insertar en el corcho de la primera botella un tornillo que traía para estos casos. Sólo estuve observando los cortejos, absorto, hasta que la invitación de Eutimio a la orgía con su sombra desató la envidia y su más violenta reacción en Vicente que, viendo cómo sus esfuerzos por consumar sus pretensiones con el brebaje eran aún más infructuosas que la realización de las alucinaciones del “Timi” con su amante sombra que nunca cedía a los goces de su galán. Se lanzó con el tornillo en la mano sobre la cabeza del victorioso enamorado, lo agarró del cuello con el brazo derecho mientras empujaba y giraba el tornillo contra su parietal izquierdo. La sangre corría fuera del cráneo de Eutimio como mosto derramándose del tonel y Vicente, al apreciar el espectáculo de sus esfuerzos con la botella materializarse en la cabeza de su amigo, le besó la frente en admiración por el sacrificio, y se empapó de su sangre derramada, y festejó su propia orgía sobre la orgía de su amigo.

Me quedé sentado, absorto en el desconcierto del Timi luego de su lobotomía, que buscaba el corcho en la botella de Vicente para tapar su gollete y quitárselo de encima. ¡Yo no soy ninguna botella, imbécil!, le decía mientras intentaba refugiarse en el abrigo de su sombra, sin escapatoria. Luego de las patadas y puñetazos que Eutimio lanzaba a todas partes, Vicente acabó por agradecerle tan exquisito banquete pero que por la integridad de su amistad, era preferible descartar la idea de una cita doble.