marzo 04, 2009


La nada está tan preñada de tu angustia
que un día, cuando para,
tendrás todo tu dolor santificado
en la agonía del sacrificio,
perdón de las culpas personales,
caminos de vida en la regeneración del ser.

Como una aurora a media noche que se cuela en lo oscuro
con un divertimento de fuga en verdeazul,
la noche se preña, germina
desde las profundidades de la nada
un mar de bronce en su armonía emerge.

Para emerger, el sacrificio;
para el sacrificio, todo el ser;
para el ser, la paz.

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